domingo, 24 de octubre de 2021

El regateo, más universal que los idiomas

 Hay una costumbre en América Latina que se ha transmitido a través de las fronteras, las generaciones y las culturas. Desde los actuales descendientes de los mayas en las tierras altas y bajas de Guatemala hasta la Patagonia Argentina, pasando por Colombia y Perú, ningún país de se salva. Hace parte del patrimonio oral e inmaterial de indígenas, mestizos y de toda clase de descendientes sobrevivientes de la conquista, la colonia y los periodos republicanos. No es ajena en la modernidad ni en la era digital. El regateo es una contienda en forma de diálogo que se sirve de las más expertas habilidades teatrales. A veces usa mentiras, embustes y exageraciones, pero casi siempre halagos y palabras dulces.  

Desde una comida en una plaza de mercado, productos de uso diario, el precio de un tiquete de bus, el precio de la noche en un hotel, hostal, u hospedaje. No importa que sea el más barato de todos. Así como una artesanía en cualquier feria de cualquier pueblo o ciudad, todo es susceptible de ser regateado.

Quien solicita la reducción del precio del producto conoce de antemano un concepto definido por Karl Marx en su obra “El Capital”, pero existente desde la primera vez que se intercambió un producto por dinero. La plusvalía, que en pocas palabras es el valor excedente del costo del trabajo que se le da a un bien o servicio y que se traduce en lucro. De esa manera el comerciante obtiene una ganancia por el valor adicional de cada elemento que vende. Así, el regateador trata de reducir la ganancia del vendedor a su más mínima expresión haciendo más justo el intercambio.

Chichicastenango es una pequeña ciudad del departamento de Sololá en el centro occidente de Guatemala donde su población es en su mayoría indígena Maya del pueblo Quiché. En esta ciudad se despliega el mercado indígena más grande de América Central. Todos los jueves y domingos: productores de alimentos, artesanos, artistas, intermediarios y empleados convergen en las calles de Chichicastenango e inician la instalación de las casetas desde las 3 de la mañana para que las 6 se encuentre todo listo para recibir a los compradores que llegan de todo el mundo. Hay días buenos y días muy malos para las ventas, en realidad existe mucha oferta y poca demanda.

En mayo de 2016 tuve la oportunidad de recorrer el mercado de domingo desde la mañana hasta su cierre, andando por los laberintos de las calles y avenidas atiborradas de mercancía. Parece existir entre los vendedores, la creencia de que el extranjero está dispuesto a pagar el precio inicial, que a veces puede llegar a ser hasta 4 veces su valor real de venta. Sin embargo, como muchos clientes no hablan Quiché o español, al escuchar el precio se espantan, nadie compra y el mismo vendedor termina regateándose sin ser solicitado. Muchas veces al terminar el día, algunas personas pueden irse sin vender nada, y ese miedo hace que los precios incrementen con la esperanza de cubrir los gastos del día al menos con una sola venta. En algunos casos, el regateo no hace justicia sino más bien la crea, especialmente cuando se desconoce el costo de producción del producto y se pretende reducir el precio más allá de un trato equitativo. A mi parecer, se debe ser crítico a la hora de regatear, observando que el deseo de un precio bajo no fomente la auto-explotación de los productores y comerciantes de los países del Sur Global.

Todas estas situaciones son inherentes al simple hecho de intercambio de objetos por objetos. Chichicastenango, es un lugar ejemplar para un estudio socio-antropológico profundo de la economía y el regateo.  

 

3 de junio 2016, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México

Los sueños de las plantas

 ¿Estamos viendo en las visiones del yagué los sueños de las plantas?

 ¿Estamos viendo en las visiones del yagué los sueños de los mayores y las mayoras?

 ¿Estamos viendo en las visiones del yagué los miedos de nuestro niño interior?

¿O estamos abriendo la caja de Pandora con las preguntas que nos llevan por el camino de la sanación del espíritu? 














Fotografias tomadas durante la exposición artistica llevada a cabo en el Beksnaté 2020. Los artistas son en su mayoría taitas de la región del Putumayo y Nariño. 

Jena, Octubre 24 de 2021