El día se hizo diferente
fue un inicio, fue un fin.
Hoy quiero leer, aprender, recordar sonidos
para siempre y nunca más repetirlos;
retener su sinsabor,
el angustioso avance
de los minutos en un encierro mental.
Los tiempos de oscuridad
ya se están desvaneciendo
y la ilusión del futuro
sobrepone nuevos recuerdos
sobre los que aún están frescos.
Con el tiempo se afianzarán
los sufrimientos como enseñanzas,
las risas se perpetúan como anhelos.
Las conversaciones como anécdotas
e
historias casi propias.
De cada
persona me llevo un trozo
y de
ellos construyo una torre,
tan alta
y firme que podré ver
muy lejos
hacia el pasado.
Renunciando
al pensamiento mecánico.
24 de marzo de 2015
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