viernes, 9 de junio de 2017

Los Torogoces de Morazán, la posguerra musical

Después de los acuerdos de paz entre el Gobierno salvadoreño y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en 1992, los combatientes se reincorporaron de cualquier manera a la vida civil. De cualquier manera, sí, no por falta de voluntad de los exguerrilleros, sino porque no se les ofreció un estilo de vida alternativo a la guerra civil, porque la falta de empleo y de oportunidades, la desigualdad social y la injusta distribución de la tierra continuaban en todo el país. Ahora, ellos luchaban contra un pasado estigmatizado y con un presente aún más cruel que la misma guerra: la pobreza.


Los “Torogoces de Morazán” nacieron al calor de la lucha guerrillera como un grupo musical revolucionario que reivindicaba ritmos tradicionales y folclóricos típicos de El Salvador y al mismo tiempo transmitía un mensaje para la construcción de una nueva sociedad justa e igualitaria, denunciaba los abusos y las masacres que el Ejército Nacional Salvadoreño perpetraba en contra de las poblaciones civiles en su estrategia de “tierra arrasada” y daba informes de ataques y bajas de ambos mandos. En su rutina diaria combinaban tambores, violines, guitarras y fusiles. Durante los 12 años de conflicto transmitieron a través de Radio Venceremos, la emisora oficial del FMLN instalada en la mitad de las montañas del departamento de Morazán. La estación de radio era considerada un objetivo militar primordial del Ejército Salvadoreño y de los Estados Unidos, pues fortalecía y consolidaba la simpatía del campesinado hacia una causa liberadora contraria a los intereses de los grandes terratenientes y oligarcas locales. Su frecuencia alcanzaba audiencias internacionales, por lo que, en varias ocasiones, en ese esfuerzo intenso del gobierno por ganar la guerra, fue interrumpida para tergiversar los mensajes de los guerrilleros. 


 Reconstrucción de la Radio Venceremos en el Museo de la Revolución Salvadoreña, Perquín.

Los Torogoces estaban encabezados por un combatiente del FMLN, quien actualmente, 24 años después de la finalización del conflicto armado, conserva activo el grupo, revitaliza la memoria histórica y lleva un mensaje, cada vez más complejo de contagiar a las nuevas generaciones. Tarea que, quien fuera su segundo fundador en tiempos pasados, decidió emprender al separarse del grupo y fundar otros “torogoces”, quienes con nuevos ritmos y más contenido de fusión -además del mismo nombre- tratan de llegar a nuevos públicos.


En el periodo posterior a un conflicto armado, quienes vivieron la guerra ostentan la difícil labor de recordar los motivos por los cuales un pueblo tuvo que sumergirse en la dolorosa entrega de su sangre para alcanzar un bienestar común; y no sólo rememorarlo para sí, sino también, evocar su significado para las generaciones que desde la urbanidad ignoran el origen de la lucha de clases y sus eternas víctimas. Sin estos hombres -puentes inter-generacionales-, los procesos de construcción social están condenados a desaparecer entre la conformidad de una vida asalariada esclava, o incluso, un trabajo informal de subsistencia. Así, unas nuevas condiciones socio-económicas disfrazadas de “desarrollo”, planteadas por un sistema excluyente que arrincona, sólo están esperando de un Bolívar, un Galán, un Gaitán, o cualquier inconforme con liderazgo para empujar a las personas a nuevos conflictos armados. 

Los Torogoces de Morazán en su presentación en la 2ª edición del Festival de la Chicharra –“ChicharraFest 2016”-. Realizado en Los Quebrachos, municipio de Jocoaitique, Morazán.

Les dejo acá una muestra musical de lo que han hecho los “Torogoces de Morazán” durante años de producción.



16 de abril de 2016, Jocoaitique, Morazán, El Salvador