domingo, 14 de enero de 2018

La media naranja


Una roca que pierde sus partes, pronto será polvo. Parque Nacional Natural Tayrona, Costa Caribe colombiana, 2013.

La naturaleza posee su propio equilibrio.
Generalmente no soporta la división de su unidad. 
Cuando una hoja cae de un árbol, 
ya no es un árbol, 
porque dejará de existir si sus hojas lo abandonan;
y ellas, como fragmentos infinitamente divisibles, 
quedarán expuestas a la implacable erosión del tiempo, 
hasta descomponerse en infinitesimales despojos,
de lo que alguna vez llegaron a ser.

Asimismo, los órganos hacen parte funcional de su sistema
donde la armonía 
está condicionada a la reciprocidad de su existencia. 

La unidad colapsa ante el fallo de una de sus porciones.
Como la naturaleza con sus leyes inherentes,
el amor también crea un todo,
uno que ha sido comparado a las dos mitades de una naranja,
que mientras están juntas se encuentran vitales e inspiradoras,
pero que cuando son tomadas por aparte y puestas en diferentes lugares, 
se marchitan, se entristecen, se extrañan. 

Desconsoladamente avanzan hacia la fatalidad de su destino, 
a su continuo deterioro, a su irremediable pudrición. 
El amor es el culpable
de establecer el equilibrio
entre las porciones
naturalmente incompletas.


15 de marzo de 2015, Bogotá

1 comentario:

  1. Es una reflexión linda, pero un poco triste. Yo creo que a pesar de que la roca pierda la unidad, sus dos partes siguen conformando un todo, siguen compartiendo la misma esencia. Me encanta esa foto.

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