lunes, 19 de marzo de 2018

La eternidad de los días



Casi cincuenta días han pasado
desde “cuando me di cuenta”,
y el transcurrir del tiempo se ha hecho
pesado y soso, vano, vacío, trivial, insulso.

Y podría seguir contándote amigo,
los epítetos despreciables
que se despiertan en mis vísceras
y fluyen hacia el éter,
contaminando y desgarrando ilusiones,
deseos y pasiones;
que a diario llena mis vacíos de más vacíos.

Existen tantos espacios a donde correr
y ninguno que soporte la levedad de la voluntad.

Aquí sigo esperando a que el devenir decida mi suerte.


Febrero 3 de 2015, Bogotá