lunes, 11 de diciembre de 2023

Hablemos de feminismo - Parte 1

Este texto retoma, reanaliza y expande la obra “Feminism for the 99% A Manifesto”, escrita en 2019 por académicas que han estado estudiando el feminismo, las dinámicas de género, la reproducción social y el concepto de justicia por décadas. Así mismo, fueron fundamentales en la organización del Paro Internacional de Mujeres o Huelga Internacional Feminista del 8-M en 2017. 

Este manifiesto, que consta de 11 tesis, tiene un valor sintético valioso por el hecho de correlacionar las dinámicas de las luchas actuales de las mujeres en el mundo dentro del contexto económico y social de una manera que nos toca y que es tangible para la humanidad entera. 


Hablemos de feminismo, pero conversemos partiendo de una base analítica y no desde la mediática, ni tampoco desde la posición de observador pasivo que juzga un escenario desde afuera. Conversemos sobre feminismo como si fuéramos mujeres y estudiando las situaciones por las que pasan el 99% de las mujeres del mundo, no las del Norte Global, ni las de la clase alta que aparecen en los medios o que gobiernan en las élites empresariales o políticas en los países pobres y que crean una falsa ilusión de emancipación. Hablemos del feminismo para el 99%. Si las mujeres de las que vas a sacar tus ejemplos son Shakira, las actrices de Hollywood o las pocas gerentes de multinacionales, te invito a que te salgas de internet y te montes en un bus de servicio público en cualquier país fuera del Norte Global, a que visites una fábrica o una granja en Latinoamérica, Asia, Oceanía o África. Te invito a que mires las mujeres que sostienen la estructura, las familias, la alimentación y la producción de las que todos nos beneficiamos, a las que manufacturan entre el 60 y el 80 % de las prendas que viste el mundo, que están en los servicios de limpieza, cuidado y salud. 

 

Una encrucijada en el camino

En el 2018, la jefe operativa de Facebook Sheryl Sandberg dijo que “el mundo estaría mejor si la mitad de los países y compañías estuvieran administradas por mujeres y la mitad de los hogares por hombres”. Sandberg ha sido una reconocida representante del feminismo corporativo y no ha tenido escrúpulos para defender que la equidad de género se alcanzaría a través de la constancia y tenacidad en el mundo de los negocios. El mismo año, una huelga feminista de 5 millones de mujeres bloqueaba España por completo con un llamado a “una sociedad libre de opresión sexista, explotación y violencia” y las huelguistas anunciaron que “el 8 de marzo cruzamos nuestros brazos para interrumpir toda actividad productiva y reproductiva” anunciando que “no aceptarían peores condiciones laborales ni recibir un menor pago que los hombres por el mismo trabajo”.

Actualmente nos encontramos ante una división entre dos caminos. El feminismo corporativo y las huelguistas feministas. El primero, aboga por compartir equitativamente entre hombres y mujeres el derecho a oprimir y dominar a los pueblos pobres e impotentes. Pide a la gente corriente que agradezca que sea una mujer, y no un hombre, quien destruya su sindicato de trabajadores, ordene a un dron bombardear su ciudad o encierre a su hijo en una jaula en la frontera. Este feminismo corporativo, respaldado por las elites económicas de Silicon Valley y los organismos financieros de los países más ricos (y que ha logrado anclarse en algunas esferas privilegiadas de países pobres) defiende el derecho a oprimir equitativamente entre hombres y mujeres. En contraste, las huelguistas o huelga feminista, organizada y compuesta por mujeres de todos los orígenes sociales, étnicos y culturales, exige acabar con el capitalismo como el sistema que genera patrones, empobrece países, produce fronteras y fabrica los drones que las custodian.

El contraste es abismal: un camino conlleva a un planeta donde cada aspecto de la vida humana es subordinado a las leyes del dinero y el mercado mientras que el otro conduce a un mundo donde la riqueza sea compartida y la libertad y equidad sean las premisas. El panorama no incluye ninguna alternativa en la mitad, esta ausencia se la debemos al neoliberalismo, la forma financiera del capitalismo, extremadamente predadora que ha capturado el mundo por los últimos 40 años, contaminado la atmósfera, saboteado cada intento de gobierno democrático, limitado nuestro acceso a derechos fundamentales y deteriorado las condiciones de vida para la gran mayoría. 

A primera vista, un camino parece injusto y el otro utópico. En múltiples escenarios de debate es común encontrar el argumento “pero acabar con el capitalismo no es posible, es irrealista”. Si reflexionamos sobre la conexión entre la historia del capitalismo y su surgimiento a través de prácticas como la esclavitud, la colonización y el saqueo en el Sur Global, nos percatamos de que, en realidad, ha adquirido una consolidación significativa solo en los últimos 400 años. A pesar de esta relativamente corta duración, ha influido de manera profunda en nuestra percepción del mundo, al punto de que parece inimaginable concebirnos sin su presencia. 

No obstante, los cimientos de su existencia están desmoronándose, y la narrativa que sostiene que es un sistema basado en oportunidades y libertad choca con la cruda realidad diaria, donde el acceso a esas oportunidades depende en gran medida de la riqueza. Es aquí, donde las luchas feministas y la proliferación de movimientos que las rodean delinean un camino hacia la realización de una sociedad justa.


Espera pronto la discusión de la tesis 1: Una nueva ola feminista está reinventando el paro. 


Bogotá, 11 de diciembre de 2023


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