Esta es la más crítica de las posiciones que un lector
puede tomar frente a un texto, pues aquí, se pretende reciclar el pensamiento
de una época para adaptarlo a un contexto actual y construir un nuevo concepto.
Por ejemplo, cuando los estudiantes de alguna clase de antropología política
leen a Engels y su ensayo El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, están remembrando ideas de una Europa
post-revolución industrial tratando de entenderlo en el contexto de la Bogotá
del siglo 21. Ante este tipo de problemas, los cuales solo puede evidenciar un
lector con posición analítica surge otra respuesta a la pregunta “¿Para qué
leer?” y es “leer para poder entender el entorno actual”. De esta manera, si se
desea dar una de tantas razones a este cuestionamiento, todo puede concluir en
que se lee para aprender significativamente, reconstruyendo permanentemente lo
que sabemos y como lo aplicamos a nuestro contexto. Así, es necesario, primero “no
dejar descansar en paz a Engels” trayéndolo a la modernidad y entendiéndolo,
después dejarlo morir en paz y tomar la posición de escribir acerca de las
relaciones sociales del materialismo histórico desarrollado en un Transmilenio o
en una plaza de mercado.
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