Un canto más que apaga la muerte, otra luz en el camino brother. Manuel de
Jesús Villeda (1987-2018)
Cuando nos
encontramos por primera vez, en los rincones rurales de Morazán (El
Salvador), horas antes de presentarse en el “Chicharra fest”, no quiso
darme su nombre. Hoy, las dudas me presionan acerca de si su pasado lo persiguió hasta su
muerte. Entre risas, tragos y abrazos tejimos una amistad espontánea y
sincera; la que nos llevó a revelar episodios oscuros y ocultos de nuestra historia y lo más profundo
de ese sentir-pensar que canaliza las emociones en un deseo positivo de transformar
el mundo y alcanzar un equilibrio espiritual, ese fervor de revolución que se
encuentra en todos los desposeídos del planeta. El maestro de
ceremonia (Mc) se hacía llamar “bacter” o “bacteria”, según me contó, porque en la jerga más callejera de El Salvador se refería a la
base social más golpeada por la injusticia social… y él transmitía la voz
de ellos a través de su música.
Bacteria creció en los
barrios bajos de San Salvador, de familia numerosa y pocos ingresos. Comenzó a trabajar
desde que era niño, vendía paletas y hacía “mandados” para las maras, camuflaba paquetes en su nevera y se movía de
barrio en barrio. Su condición de menor de edad le permitía atravesar esas
barreras invisibles que existen entre las zonas controladas por una u otra
mara. Sus ingresos le permitían aportar a la familia y “ganarse lo de las
tortillas”. “A mí la gente me quería”, dice entre
risas, “patrocinaba la fiesta y la diversión en el colegio, tenía pisto, la
pasábamos bien en esos tiempos”. Bacter no consumía drogas, aunque
hacía parte de un ambiente donde mantenerse al margen era desafiante. En
los últimos años del colegio encontró una pasión que le absorbía y
llenaba de excitación, era el mejor judoca de su selección y se perfilaba
como representante de ella en los juegos centroamericanos. Sin embargo, el
consumo paralelo de algunas sustancias disminuyó su rendimiento y
lo derrotó en la prueba más determinante de su carrera deportiva, la prueba antidopaje.
Actualmente es
quien logré conocer, una versión diferente a su preámbulo: un
rapero apasionado con la composición de letras comprometidas socialmente y
políticamente activas; un alma llena de luz y “buenas
vibras”, de esas que se conectan directamente con el lóbulo
cerebral que activa la felicidad e irradian alegría, un visionario
con positivismo y una energía vital desbordante. Ahora, se la pasa de toque en toque a lo
largo del país y le canta a su mara, a la vida, al sufrimiento de su gente y a
la lucha por el cambio.
Aquí les dejo parte de la voz y el mensaje del parcero
Gran amigo, tan solo bastaron algunos momentos para conocer tu grandeza.
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